Ito Baraka se está muriendo. En Hull, lejos del sol, en la húmedaoscuridad de ese piso miserable que comparte con su compañeraKimi, india autóctona y yonqui.
Askia persigue el recuerdo de su padre en París. Tras más de 30 años de ausencia, Askia deja el Sahel y llega a Europa buscando la explicación de un abandono que no ha logrado superar
Rose ha muerto tras un interminable combate contra la desintegración de su propio cuerpo, contra las pesadillas que se adueñaron de su mente minada, contra el agua que sube y roe la orilla de Lomé, ciudad de la que nunca salió, aunque siempre viviera al ritmo de las estaciones de Estados Unidos.