Que la vida/ era una farsa/ uno lo empieza/ a comprender/ muy lento/ (como pocos jóvenes yo vine/ a tomármelo todo bien en serio)./
"Nunca la ausencia ha sido tan dolorosa y tan real como en los versos de este libro", Luis Alberto de Cuenca
La palabra es, cobra toda su esencia y valor cuando se abre hacia los demás, igual que el propio ser humano. La palabra infinita depende del otro para desarrollar su irrenunciable capacidad de actuar y ser. El sentido de la voz poética está en el otro, en lo otro, en lo nombrado, y vuelve hacia nosotros y se despliega ante el poeta solo...
Y me adentré en su Bestiario donde las termitas invisibles pueden morder a placer porque las mesas de noche apenas vigilan, ya no importa, los huesos no se ofenden ni se inquietan y la termita-rutina puede devorar lo que va quedando.
Ritmo, del que suena y de imágenes e ideas, humor a veces, y también sinceridad o autenticidad son elementos que podemos encontrar en su poesía.
En este lúcido poemario de madurez, Isabel Bono, mediante un lenguaje minimalista y una serie de figuras recurrentes: el agua, la luz, los pájaros..., evoca las emociones de duda, de dolor, de miedo,
Isabel Bono lee el periódico con unas tijeras en la mano. Se ajusta sobre la nariz, a modo de gafas, los ojos de esas tijeras y repasa las páginas buscando frases o palabras sueltas que aún no hayan sido asfixiadas por la realidad.
en la casa las bestias vigilan nuestros anhelos estremeciendo con su rencor la médula triste de los huesos
O sea, para entendernos, que Bernardo Santos Ramos es, como tantos poetas, un amante del soneto, pero que por su espíritu rompedor e indagador desconstruye, juega y recompone los sonetos que escribe